-Quiero ser sidekick de un Woody Harrelson q use jeans entallados.
-Quiero q Emma Stone sea mi interés amoroso y me desvirgue.
-Quiero q Abigail Breslin... bueno, quiero q ella siga siendo Little Miss Sunshine, cuando tenía panza de perrito sin desparasitar.
-Quiero romperle el cráneo con un bat a un hillbilly hambreado q escupe sangre.
-Quiero aprender a usar una ametralladora para matar a una docena de muertos vivientes con antojo de mis entrañas.
Así me sentí cuando salí de ver Zombieland. La misma emoción q sentí cuando vi Jurassic Park y quise ser paleontólogo, o cuando vi Castillos de Hielo y quise ser Lexie (una meta más difícil ya q implicaba clases de patinaje artístico y una reasignación de género).
Qué bonito se siente pagar 58 pesos (CASI 60!!!) y salir del cine satisfecho.
Ésta es una de esas películas palomeras por las q vale la pena comprarse unos Nachos con extra queso y salir todo manchado, o comprar un combo de palomitas y refresco y aventarle unas cuantas a la gorda de enfrente q no deja de hablar con su ligue.
Para los q gustan de películas jaladonas bien escritas, bien actuadas y bien producidas, no duden en aflojar la cartera. Para los q consideran q Drag me to Hell no merece estar en el top 10 de películas del 2009, pero El Estudiante sí, evítenla a toda costa y de paso reconsideren su juicio porque están mal (jajajaj).
Mmmm, se me antojó un Twinky.
Para ser Lexie también hubiese hecho falta una picazón ojil que te dejara con cataratas como las del Niágara
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