lunes, 31 de mayo de 2010

Ay les va una breve...

Cuando uno le pone amor a lo que hace, las cosas salen mejor de lo que esperas.
Éstas fueron las invitaciones que diseñé para la fiesta de mi "cónyugue", el pirata Bartolomeo "La Tintorera" Morgan.
Estoy muy obsesionado con el arte pop, sobretodo las texturas "punteadas" q usaba Roy Lichtenstein en su obra, y ahora soy culpable de su uso indiscriminado e injustificado en prácticamente todo lo que hago.
Prometo más entradas pronto. Mientras: AHOY MATEYS!


martes, 11 de mayo de 2010

CARAMELO

Para describir con justicia a Caramelo basta una anécdota.
Ella iba al volante, siempre precavida y seguramente atenta al radio por cualquier consejo práctico q saliera de la boca de Talina Fernández. Yo, con 12 años, sentado a su derecha en mi eterno papel de copiloto.
De la nada sale un púber montado en una camioneta, de esos que no han sido destetados, pero ya tienen licencia de manejo. El púber insiste en querer meterse/ Caramelo hace sonar el claxon.
Verán, los púberes no son receptivos al sonido de un cláxon (porque -duh!-  son superiores a todo lo demás sobre ruedas y nadie osa cuestionar las habilidades de un transeúnte q no ha mudado sus dientes de leche), así que PLOP, decide chocarnos. Y después decide huir. Y en su huída -por qué no- chocarle también a un microbus. Hay algo sobre Caramelo q necesitan saber: su paciencia tiene límites. Si alguien o algo la rebasa, aunque sea un poco (muy poco), sucede lo siguiente. Caramelo, grita: AGÁRRATE!, decide unir fuerzas con el "caballero" del microbús, y como película de Zona Nitro de AXN, empieza una persecución donde las reglas de tránsito no existen, los topes de Satélite no son montañas y las luces rojas significan "siga".
Y ahí vamos, Caramelo, el señor microbusero y su servidor tras el púber fugitivo. Vueltas precipitadas a la izquierda, vueltas precipitadas a la derecha, enfrenones y arrancones, hasta que logramos acorralarlo. Caramelo se baja del coche, como vaquero que hace sonar sus espuelas. El púber hace lo mismo y...rompe en llanto. De ahí en adelante todo es confuso. Caramelo solo hablaba, el fugitivo lloraba y el microbusero maldecía. El púber se despide de Caramelo, sube a su camioneta y se va. Caramelo regresa al coche suspira y dice: "Pobrecito muchacho, agarró la camioneta de su papá sin permiso. Ya le dije que tiene que hablar con él...Ojalá no lo regañen". Y así, como si nada, seguimos nuestro camino, yo de eterno copiloto, y oyendo atentos a Talina Fernandez.

La mezcla perfecta entre la badassness de Bruce Willis y la santidad de Freulein Maria, eso es Caramelo. Caramelo es mi mamá. Por eso, esta entrada es un homenaje que nada tiene que ver con complejos edípicos y mucho con admiración.
Si hay alguien que me ha enseñado mucho, incluyendo la importancia del buen vestir y la moda, esa es mi madre. Me gusta imaginar que en sus tiempos de Caramelo (aunque el mote suene a nombre de prostituta de cantina del salvaje Oeste), era una especie de celebridad en su natal, Irapittsburg. Cuenta la leyenda que fue la primera mujer  en usar pantalones y minifalda, y algo me dice que seguro hay un crotch-shot de ella en alguna hemeroteca donde guardan ejemplares de "El Sol de Irapuato". Siempre, ha tenido un gusto impecable y gran sentido de la moda, y aunque hoy en día cambió sus pantalones de campana y zapatos de plataforma por crocs y un bastón, aquí les dejo unas fotos previas a los terribles perms de los ochentas y la comodidad ortopédica de los zapatos Flexi.
Yo sé q para todos su madre es la mejor madre, pero en mi caso, modestia aparte y sin contar con que soy producto de sus entrañas, Doña Carmela es la pura gozadera. Desde su afición por los Ovnis, su teoría que los delfines son extraterrestres y que Bill Gates es Lucifer, pasando por los 6 años de cargar una cruz en su espalda tallada por todo su católico-apostólico ser, hasta darse cuenta que detrás de una etiqueta como GAY seguía estando su hijo, y que ahora le regale bufandas a mi novio, la verdad es que como Caramelo, no hay dos.