jueves, 30 de junio de 2011

Entre el zapato y el pantalón...

Confieso que nunca le había prestado demasiada atención al "arte" de los pies bien vestidos.
Dejando a un lado la obligatoria higiene personal y el evitar que parezcan extremidades de Hobbit, mi única preocupación pédica (ji-ji, "pédica") era mantener un cajón rebosando con calcetas blancas de las que venden en dotaciones de 20 y duran toda tu adolescencia y parte de la menopausia de tu mamá.
Así, con excepción de uno que otro par de calcetines negros reservados para andar de forzoso tacuche (porque, aceptémoslo, sólo el occiso Michael Jackson, Pelayo Díaz y Bob Esponja gozan del don para portar con dignidad la satanizada combinación cacle negro-calceta blanca), el guardarropa para mis pies se limitaba a la sosa pero infalible compañera del calzado deportivo.
Fue hasta que el dobladillo de los pantalones en las pasarelas subió al tobillo, y mi colección "zapatera" bajó en número de Converse, cuando me cayó el veinte de lo mucho que estaba malgastando tiempo en ponerle tanto esmero a mis calzones, desatendiendo por completo a mis pobres calcetines. Concluí que por algo el detalle de distinción no está en el calzón...(o sí, pero ese es otro tema que aquí no nos atañe).

Las posibilidades de darle vida a un atuendo con toques de color y estampado en los pies son vastas y sin restricciones; si no me creen, solo échenle un ojo a las fotos callejeras de las recientes Fashion Weeks en Milan y Paris para darse cuenta que todos los que tienen un sentido de lo sartorial (llámense editores, shoppers, bloggers y los comunes -mas nunca corrientes- fashionistas) están aplicando la sabiduría milenaria de Donelli.
Ahora sí, señores, ¡a subirse el dobladillo y a enseñar tobillo!


Y por último, dos alternativas a los calcetines, 
¿por qué no adornar los tobillos con pañoletas?
(Todas las fotos son propiedad de Tommy Ton)

miércoles, 15 de junio de 2011

¡ALELUYA, ALELUYA! (and a happy new year)

"I´ll be back" dijo mi blog, y helo aquí, cual Terminator, pero sin una amante mucama y un bastardo que justificarle al mundo (sí, este fue un chiste mal logrado a expensas de Schwarzenegger).
Ya pasó casi un año desde mi última entrada y a decir verdad no mucho ha cambiado, excepto quizás, que su servidor ya sopló 30 velitas en su último pastel, aunque técnicamente si me rijo por las leyes de las momias de `Sex and the City´, cumplí 20; y si a esos 20 les rocío polvo de hadas de Nunca Jamás por el síndrome de Peter Pan que me aqueja, cumplí 15; y si a los 15 les resto el equivalente en años de las neuronas sacrificadas en pos de una educación vía televisor, más las perdidas debido a mi insana afición a las cervezas con Clamato, entonces cumplí 10 años. Sí, cumplí 10 años.

Podría escbribir un millón de excusas del por qué tengo tan abandonado este blog que nada le aporta al mundo, y si bien me regodeo de ser un experto en "es que´s", esta vez no los voy a usar ni me voy a justificar, ¡no señor!... (aunque, si alguien me preguntara -por mera curiosidad-, mi respuesta sería "es que tengo un blog en Yahoo! que consume todo mi talento escrito y me deja seco"). There you go.
La ventaja de aquél blog radica en su pago mensual en billetes verdes, que mucha falta le hacen a mi famélica cartera, pero llegó Junio y sus calores y junto con ellos un remordimiento de conciencia por dejar las cosas a medias y ponerle más atención "al otro", dejando en total e injusto abandono a este. Ay de mí y mi infidelidad.
Por ello estoy de vuelta con nuevos bríos, más angustia adulta-contemporánea que todo el repertorio musical de Stereo 100 y altas dosis de superficialidad para hacerle honor al apelativo de este, mi querido blog.
Además, si hay algo que tengo que aceptar es que por estos rumbos de la blogósfera me siento menos juzgado que por allá, donde los afectuosos lectores me han deseado la muerte más de una vez, han hecho "cordiales" menciones de mi progenitora y en general, no hay forma de darles gusto porque odiarán todo lo que yo ame y amarán todo lo que yo odie. Todos ellos eruditos, se han encargado de hacerme ver que mi trabajo como blogger de cine no sacia su sed intelectual, posteando memorables comentarios como "Deverías de aprehender a escrivir", "¿Por esto te pagan?" y "BLIP de BLIP, eres un BLIP de tu BLIP y debería de partirte tu BLIP cara. BLIP BLIP". Where is the Love? pregúntome yo. Ciertamente no en los comentarios de Yahoo!, contéstome yo...
Así (a la fuerza y con el ego zapateado) fue como aprendí a no leer comments, dejé de hacerme pasar por una fanática apasionada de mí mismo con excelente ortografía, entendí que aparentemente Vince Vaughn es del gusto del público y decidí encausar mi vida bloggera bajo aquel lema que dice "ignorance is bliss". Ahora prefiero imaginar que todos los comentarios son porras que Germán Dehesa me envía desde la única nube con WI-FI del más allá.

¿Y de mis 30?...¡Ay mis 30!
Si hacer head bangin´ con canciones de Tears for Fears es algún indicio de que ya estoy más pa´lla que pa´ca, entonces bienvenida sea la adultez. Pero si comprar tres playeras de Mickey Mouse en mi último viaje al Maravilloso Mundo de Disney lo refuta, entonces no me queda más que decir: Forever Young...